El dinero
cuelga
de las paredes.
No te hubieras
muerto
si lo querías.
Que lo ganaste
peso a peso,
dólar a dólar.
Eso
habrías
dicho.
Ahora cuelga
como una cascada
de colores suaves.
Un holograma
espejado
que no refleja
la propia imagen.
El dinero
se tranforma
en objetos:
sólo así
cobra vida.
Juega
a replegarse
sobre un troquel.
Frágil,
como hojas secas
pisadas
en la calle.
Juega
en el rincón
donde el viento
acumula
las hojas.
Acumula
dinero.
Por eso
logré
que
cuelgue.
No alcanza
para traerte
de vuelta.