Vivo
en la ciudad
roja.
Rojo carne.
Rojo sangre.
A través de ella
corre un río.
Un río también
rojo.
Rojo,
como la bandera
de la muerte.
Dicen que
se puso así
cuando tiraron
los cuerpos
al agua.
Los cortaron
antes
porque tenían
piedras
en las venas.
La sangre
de los muertos
se estanca
como un pantano,
en el que la gente
solitaria
arroja piedras.
Tus labios
rojos
se pusieron
pálidos
frente a la bandera
de la muerte.
Ya la habías visto,
pero no de cerca.
De cerca
cuenta
el secreto.