Nach dem Sommer des Grauens
ist Durst so Schmerzhaft wie Lust.
Kann deinen Worten nicht trauen.
Du lügst im Namen der Kunst.
Die Bewegung der Steine
setzte den Wind des Fremdes frei.
Müde sind meine Beine.
Im Gedächtnis ware wir zwei.
Nach dem Sommer des Grauens
ist Durst so Schmerzhaft wie Lust.
Kann deinen Worten nicht trauen.
Du lügst im Namen der Kunst.
Die Bewegung der Steine
setzte den Wind des Fremdes frei.
Müde sind meine Beine.
Im Gedächtnis ware wir zwei.
Muchos años
después
de tu partida
te encontré
de este lado
de la muerte.
Dijiste que te ibas
de nuevo,
que morías
de nuevo.
Resulta
que tu ausencia
se transforma
en deseo
y la muerte
nos persigue
a los dos.
Dijiste que él
ya había nacido.
Lo encontré,
y ahora qué hago.
No lo dejes
entrar
a la muerte.
En la niebla
confundí mis manos.
No supe
cuál era la izquierda,
cuál la derecha.
Y mis zapatos se mojaron
con una humedad podrida.
Y mis pies se impregnaron
de la negrura del barro.
La izquierda es la derecha,
la derecha es la izquierda.
Con cuál mano escribo?
La derecha es la izquierda,
la izquierda es la derecha
bajo la niebla,
esa frazada
de lana virgen.
No puedo verte siempre
y por eso lloro.
Camino y lloro
y la gente me pregunta
qué me pasa
y les digo
que es porque no puedo
verte siempre,
que sólo a veces
y eso duele.
Me dicen que no te vea
y yo me arrodillo
y se me desgarran
las rodillas.
Y el sol evapora
mis lágrimas
que dejan un residuo
salino que quema
los ojos.
Arden los ojos,
las rodillas arden.
Que deje de llorar, dicen.
Pero no puedo verte.
Apareciste
después del invierno
de las virtudes estropeadas.
Como un sobreviviente
de la decadencia moral,
y los valores caducos.
Extranjero
en tu propia tierra,
Empujado,
por utopías ajenas
y verdades
distorsionadas.
Como un guía perdido
en su propio desconcierto,
quisiste robarme algo
que ya era tuyo.
Fue una desgracia
y a la vez hermoso
verte morir.
El horror
y la belleza
de tener todo
para decirnos
y a la vez nada.
Sólo gestionar
la espera
cotidiana
de tu muerte.
Te vendés por dinero y está bien.
Por qué otra cosa
podría uno venderse?
La gente ha hecho cosas peores
y hoy está bien visto
pasar hambre.
Yo que vos, sin embargo,
no trabajaría.
Usaría
la necesidad
para venderme
por dinero.
Me atrinchero detrás de las palabras,
tienen un eco violento.
Aquel que defiendes no te ama:
no es capaz de amarte.
Tu puntería se equivoca:
habla mal de vos a tus espaldas
y le das asco,
y te mataría si pudiera:
no te necesita.
Las que odian a los hombres
quieren que denigres
al fruto de tus entrañas,
que lo maldigas,
sólo así estarán satisfechas.
El modelo se copia
incluso cuando no
quiere copiarse.
El que no llora
no mama
y yo lloro
pero
no mamo
la teta de la censura
que no alimenta.
Dijiste que no los dejarías
entrar, pero entraron igual.
Y ahora la censura,
de quién a quién.
Yo hablaba ese idioma,
mamaba ese idioma,
lloraba ese idioma
y amaba ese idioma.
Ahora el idioma te odia
y te mata de hambre.
Y llorás y llorás
pero no mamás nada.
Y gritás y gritás
pero de tu garganta
no sale el idioma
permitido,
el de ahora,
el de la vanguardia.
Ahora estás condenado
a amar en otro idioma.
Las urgencias estéticas
deben ser atendidas.
El Kitsch es un oasis analógico
en el desierto de la tecnología.
La modernidad
es un imperativo
desactualizado:
engendra criaturas
que viven poco
y son reemplazadas
rápidamente
por otras criaturas.
El Kitsch es la única
preservación estética
de lo humano.
La humanidad
se sumerge aliviada
en el formol del Kitsch
y las emociones
se conservan
en la misma sustancia
que conserva a los muertos.