Por siglos de sombras
oprimió al hombre
el dios de la miseria.
Sin embargo,
austeridad y la castidad
son valores en los que ya nadie cree.
Por el dios
más todopoderoso
que haya existido
se rasga el hombre
sus vestiduras baratas.
Vestiduras
confeccionadas
por los pobres,
y que incluso
los pobres más pobres
desprecian.
Quién puede negar
la existencia
de este dios,
si el sufrimiento
más grande
es no poder
consumir?
No hay que tener
riqueza infinita
para creer
en él:
el dios
del vacío existencial
del que nadie escapa.