Colgada
está la chaqueta
del día
de la desgracia.
El dijo que yo
levantaba
la voz
y que no había
nada que hacer.
En la calle
era verano.
Un verano
verdadero.
De esos
que caldean
el asfalto.
Avisó
que la chaqueta
había quedado
colgada
de la silla.
La brea derretida
se pegaba
a los zapatos.
El calor
me impidíó
volver.