Rompían las reglas,
por romperlas.
Se hacían mal
para oponerse,
resistir,
protestar.
La droga legal
no tiene culpa.
Pero tampoco tiene
transgresión,
aventura
o rebeldía.
La verdadera rebeldía
es estar lúcido,
viendo cómo los demás
se vuelven
idiotas legales.